jueves, 11 de julio de 2013

Un consejo.

Respira mientras tengas pulmones. Hazlo y no dudes en ello, porque no habrá manera de hacerlo cuando te falten.

Disfruta y sonríe mientras que haya sol, porque por mucho calor que haga, por muchas veces que resoples y te seques el sudor con el filo de la camiseta, la luz y su enfoque desmedido son los que te hacen ver. Que ya habrá tiempo de escribir letras similares a estas escondido bajo las sábanas mientras fuera llueve.

Ama con toda tu alma, incluso puedes hacerlo con la yema de tus dedos. Si hay algo que te hace estremecerte y querer abrazar hasta dejar sin respiración, deja de pensar en un futuro, deja de moverte por sitios donde no conoces un camino correcto pero donde, sin embargo, planeas explorar por emociones fugaces y sigue amando, sigue extrangulándole al verle.

Sueña con la salida, con el último aliento mientras todos te miran y mientras esa sensación de adrenalina, que se mezcla con el cansancio, llega a su límite.

Llora, mucho, tanto que los ojos hinchados no te dejen dormir, para así darte cuenta que las soluciones están ahí fuera y no en ese rincón tan oscuro de tu habitación.

Pero sobre todo, sonríe, porque una sonrisa es la acción con menos dificultad que un ser humano puede ejecutar, y no solo eso, si no que una sonrisa es la muestra de que los problemas son actores secundarios y que el verdadero protagonista de tu vida 
eres tú.


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domingo, 3 de marzo de 2013

Digievolución.

Hace ya dos meses que no paso por aquí, que irónico, ¿no? Ese número siempre acaba persiguiéndome. Al igual que nos persiguen y perseguimos tantas cosas.

Y todo esto es porque somos piezas vulnerables a casi todo lo que tenga que ver con el contacto, el de unas manos o una piel. Somos jóvenes, frágiles y multitud, nos piden cosas que nos están grandes y que vemos muy lejos, y las metas que nos ponemos nosotros son aún más enormes y están a cientos de kilómetros más. Por eso mismo, en el camino, nuestro camino, quien más difícil lo tiene es quien más grande se hace. Puedo rozar lo extraño si digo que me gusta pasarlo mal. Me gusta porque me lo han puesto todo muy fácil durante mi infancia, pero cuando llegó la época de cambios, cuando pasamos de ser unos inocentes niños a unos jóvenes soñadores todo cambió. Es ahora cuando las cosas que más me hacen romperme por dentro son las que más me hacen crecer, más me hacen aprender. Si sé tanto es porque he vivido muy deprisa. 

Pero aún así, aún no tengo la clave de como controlar la situación y me da la sensación de que aunque pasen mil años, no la tendré. Me conformo con saber cosas como:

-Que el miedo te hace pensar de otra forma, te hace perder cosas.

-Que cuando pierdes las cosas son cuando te das cuenta de lo que tenías. 

-Que cuando recuperamos lo que perdimos, nos sentimos tan seguros que lo descuidamos.

-Que lo imposible es lo más placentero y lo que mas daño nos hace a la larga.

-Que cuando nos rompen en mil pedazos nos volvemos mezquinos, ruines y desconfiamos de todo cuanto exista.

-Que debemos mirar por nosotros y por nadie más, siempre teniendo en cuenta las personas a las que dejamos estar ahí en los momentos de mayor miseria.

-Que no podemos tener como prioridad a otro ser, ni si quiera a algo material, si no a una de nuestras metas.

-Que llega un momento en que las cosas no te importan, y cuanto menos lo hacen mas atención te reclaman.

Para mí, los mejores profesores son los momentos. Por eso, aunque todo esté en pleno caos, incluso nuestra propia mente en conflicto con nuestro débil corazón, siempre hay que luchar por esos momentos, los que nos han enseñado, los que nos han hecho crecer, sonreír, llorar, estremecernos, sangrar, odiar y sobre todo... Sentir.






lunes, 31 de diciembre de 2012

A última hora

Tantas y tantas cosas han pasado por mis manos, por mi cabeza y sobre todo por ese lugar tan profundo de mi pecho durante este año que si me dedicase a describirlas enteramente podría ocupar un tercio de toda la red mundial y sobre todo os tendría varios días seguidos leyendo esto.

El año comenzó conociendo gente, y no solo de una manera literal. Conociendo gente a la que ya conocía también. Acabé hipnotizado por unos ojos tan llamativos como la luna más llena en el cielo más oscuro. Sabía que el futuro allí, entre esos brazos era tan desvanecedor que podría hacerme toser el polvo que respirase hasta dejarme sin conocimiento, y así llegué a verano.
Un verano, vivencias y una compañía que me han hecho viajar mentalmente. Me he encontrado en una carretera desértica de California, sentado en la parte trasera de un descapotable rojo, con unas gafas de sol que impedían que la luz me cegase mis débiles pupilas por la resaca. A mi lado una larga melena me impedía  ver el paisaje pero su suave tacto conseguía relajarme tanto... Delante, conducía alguien que se supone que sabía quien era podía cerrar los ojos porque sabía que no nos iba a estrellar. Puedo decir que el videoclip de algún cantante popular entre un grupo con las adolescentes más rebeldes y reivindicativas se quedaría como breve resumen de este verano.

Y fue entonces, en verano, cuando vi a mi vida pasar delante de mis ojos. Vi todo lo que siempre había deseado, lo que busqué entre unos brazos, entre otros y nunca encontré, hasta entonces. Ninguna pieza había nunca encajado tan bien en esta parte del puzle. Todos los compuestos químicos habían acabado en erupción, pero éste, mantenía el agua calmada y con el azul más intenso que se pueda llegar a alcanzar. Lo vi, y al principio ni siquiera me fijé. Me detuve un segundo o cuatro meses, no estoy seguro, para mirarle a los ojos o quizás besé sus labios, ya no me acuerdo o no quiero hacerlo, y entonces solté su mano. Yo había buscado y había encontrado, con tan mala suerte de que él era ahora cuando empezaba a hacerlo.



viernes, 2 de noviembre de 2012

El origen del fuego.

Enséñame tus dientes, dime cuanto estas dispuesto a amar, porque cada vez que me agarres con rabia para no dejarme ir, cada vez que me arañes la espalda muy fuerte dejándote llevar en el asiento trasero del coche o en el colchón de esa habitación vacía, me sentiré vivo. Sabre que esto es lo que espero cuando la sangre recorra los poros de mi piel. Cuando te decidas a apretarme la mano hasta obstruirme las venas no tendré duda de que mi mayor obsesión sera estar a tu lado en cualquier momento. Si en algún momento necesitas morderme el labio inferior hasta querer arrancármelo, no lo dudes, porque puede ser que vuelva a respirar cuando me acabe de quedar sin aire en mis pulmones. 
Tu piel, mi cabeza y su estrecha relación basándose en la locura. 
Tu torso desnudo, motor de mi corazón.
Tus infinitas pestañas, la caricia mas delicada que puedo experimentar.
Tu forma de caminar infinita provocadora de mi sonrisa.
Tus manos, artífices de las mayores sensaciones que me llevan a rozar el mas fuerte de los infartos.
Y tus labios, sobre todo tus labios.
Recuerdalo siempre, no pierdas el tiempo en olvidarlo, a pesar de todas nuestras partes, de todo lo que nos une, de lo que nos separa, somos DOS.



sábado, 15 de septiembre de 2012

Mas "NO" que palabras.

No eres consciente de nada. No es tu mundo. No son tus problemas. No son tus dudas. Son lo nuestro, de dos. Cada vez que todo se te derrumba, de que no ves nada mas allá que el huir, el correr para evitar el problema, mi respiración se para y no como normalmente suele hacerse en el asiento trasero de ese Seat blanco cuando tu piel y la mía son una... No, se para porque odio todo esto. No exijo que todo sea fácil, era yo el que debería de ponerte la seguridad en bandeja. ¿A caso sabes lo que daría porque volvieses a ser como antes? ¿Sabes lo que dejaría porque me hablases a cada rato por chat y sin dejarme contestar me pusieses un "eii"? ¿Sabes lo que lucharía porque me llamases "soso" según tu, con motivos? No lo sabes, o a lo mejor no quieres darte cuenta... Y no lo haces, no te das cuenta de que hoy estoy aquí, de que suspiro a cada rato por permanecer, porque sabes que el día que mi espalda no pueda con tanto peso voy a lanzarlo todo muy lejos, tan lejos que me olvide de su existencia y las cicatrices puedan curarse como la piel de la animadora de Héroes. No se en que piensas cuando me tienes lejos, yo pienso en ti. No me cabe duda de que me quieras, a quien si le cabe es a ti. Es hora de que dejes de colgarte en mi y me ayudes a tirar hacia arriba. Porque no pasa un día sin que mis labios echen de menos a los tuyos. Porque no hay nada comparado con el olor de tu cuello. Porque no dudaría en perderme una y otra vez entre tus brazos. Porque no eres solo mi pareja, eres la confianza que puedo tener con mi mejor amigo y los sentimientos que solo puedo tener contigo. Y porque no voy a permitir que te falten mis mis abrazos fuertes y no puedas pedírmelos.


lunes, 20 de agosto de 2012

Espera, le dijeron a la paciencia.

Para no hacer una entrada pastelosa, tengo de fondo a Bruno Mars, ¡Que gran acierto! Pero no con el mismo acierto ni la misma puntería ha sido con lo que he encontrado algo. Algo que no buscaba, ¿O si? Para contestar a esa pregunta deberíamos saber si las medicinas, las curas, los remedios caseros o cualquier otra cosa que te ayude a aliviar un dolor se buscan o simplemente se encuentran sin rebuscar mucho en el botiquín. 
Y ahora, es cuando yo encuentro la respuesta, escribiendo estas lineas: No. No es ninguna medicina, porque mi herida estaba curada de antes. No es una cura, porque nadie ha me ha ayudado a llegar hasta ella, fue un simple vistazo, una foto que a mi me llamase la atención: Fuero la sinfonía de la linea de sus labios, o su penetrante mirada, dentro de un contorno de pestañas bien marcadas que decían, te he encontrado. Y no, no es un remedio casero, por el simple hecho de que no he elaborado nada. Todo ha salido como debía salir: Muy despacio, al ritmo de años sin lluvia como decía aquella chica de la tan odiada factoría Disney, casi tanto como para llegar a desesperar mi calma, cosa difícil conociéndome. 
He llegado a patalear, a suspirar casi tan fuerte como para que se diese cuenta a 14 kilómetros que separan su cama de la mía, e incluso he llegado a perder la esperanza haciendo amago de tirar el móvil al suelo sin miedo a que se rompiese en tantos pedacitos como letras tuviese la frase "Josemi, entiéndeme, pero no puedo". 
Pero de esta situación solo tengo yo la culpa, bueno, yo y el haber crecido como un niñato malcriado que ha tenido todo lo que ha pedido por su boca. Claro que me he llevado chascos, claro que me han roto el corazón ¿A caso no has leído el principio de la entrada? Pero alguien ha decidido que es hora de crear un equilibrio, le encantan los equilibrios, entre el gusto de tener lo que se pide y el dolor de tener que esperar a ello.
A jodido, y ya no. Ya no jode, porque lo único que necesitaba para asegurarme que estaba preparado para esto ha sido muy simple: Un cóctel entre una canción de Supersubmarina que evocaba a este texto y algo mucho mas complejo.
Algo como una caricia para sentir el raspar de su escasa barba en mis labios al terminar la canción, que poco a poco su boca tomase posesión de su cobardía y buscase a la mía, los míos se deslizaban por su comisura con un destino, que él encontrase el suyo. Y entonces una voz resonó en nuestros oídos: Próxima parada "El Paraíso". Había pasado mucha gente por aquella estación, pero nadie había llegado a llenarla de aquella manera.
Y ahora, aun se sorprende si voy conduciendo a 70 y paro el coche bruscamente. Que no. Que no llevo equipaje, que no pretendo ir a ningún sitio, que mi único destino esta en tus labios.

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miércoles, 18 de julio de 2012

A ray of light in the middle of storm.

Un mes casi sin escribir, justamente el tiempo que ha durado la tormenta. Es verdad, está mal llamarle tormenta, no ha sido así. Ha sido más un diluvio universal, todo lo que tiene que ver con lo mismo acaba siéndolo.
Pero ahora, todo lo oscuro parece desvanecerse. Parece que poco a poco, cuando voy cayendo a mis pies, sin fuerzas y escalando la montaña más alta sin ningún arnés que me sujete, se va abriendo un trocito de luz en mitad de esas nubes que no me dejan ver.
Parpadea, muy lentamente. Posiblemente en realidad ese rayo de luz no tenga la intensidad con la que yo lo veo, no lo dudo. Pero ahora mismo el mínimo canto de un pájaro me haría ver que la oscuridad es efímera, que vale más la pena quedarme de pie que aguantar mi columna vertebral con las cuatro extremidades.
Ese rayito que sabe sacarme una sonrisa con el mínimo destello cuando un numerito blanco en un circulito verde se alza sobre su foto, cuando veo alguna "S" que le relacione. Sus inocentes ojos, sus ganas de morir al tenerme cerca, su pícara sonrisa... Ahora mismo lo único que quiero es que estas dos semanas pasen como segundos y subir por esa débil escalera de papel que puede llevarme hasta allí. Para acabar abrazándole en algún sitio desértico, mientras no encuentra una seguridad y yo se la ponga en bandeja. 
No tengo nada que perder, la sonrisa ya la he recuperado.


Sombrero y camisa Sfera