Tantas y tantas cosas han pasado por mis manos, por mi cabeza y sobre todo por ese lugar tan profundo de mi pecho durante este año que si me dedicase a describirlas enteramente podría ocupar un tercio de toda la red mundial y sobre todo os tendría varios días seguidos leyendo esto.
El año comenzó conociendo gente, y no solo de una manera literal. Conociendo gente a la que ya conocía también. Acabé hipnotizado por unos ojos tan llamativos como la luna más llena en el cielo más oscuro. Sabía que el futuro allí, entre esos brazos era tan desvanecedor que podría hacerme toser el polvo que respirase hasta dejarme sin conocimiento, y así llegué a verano.
Un verano, vivencias y una compañía que me han hecho viajar mentalmente. Me he encontrado en una carretera desértica de California, sentado en la parte trasera de un descapotable rojo, con unas gafas de sol que impedían que la luz me cegase mis débiles pupilas por la resaca. A mi lado una larga melena me impedía ver el paisaje pero su suave tacto conseguía relajarme tanto... Delante, conducía alguien que se supone que sabía quien era podía cerrar los ojos porque sabía que no nos iba a estrellar. Puedo decir que el videoclip de algún cantante popular entre un grupo con las adolescentes más rebeldes y reivindicativas se quedaría como breve resumen de este verano.
Y fue entonces, en verano, cuando vi a mi vida pasar delante de mis ojos. Vi todo lo que siempre había deseado, lo que busqué entre unos brazos, entre otros y nunca encontré, hasta entonces. Ninguna pieza había nunca encajado tan bien en esta parte del puzle. Todos los compuestos químicos habían acabado en erupción, pero éste, mantenía el agua calmada y con el azul más intenso que se pueda llegar a alcanzar. Lo vi, y al principio ni siquiera me fijé. Me detuve un segundo o cuatro meses, no estoy seguro, para mirarle a los ojos o quizás besé sus labios, ya no me acuerdo o no quiero hacerlo, y entonces solté su mano. Yo había buscado y había encontrado, con tan mala suerte de que él era ahora cuando empezaba a hacerlo.
lunes, 31 de diciembre de 2012
viernes, 2 de noviembre de 2012
El origen del fuego.
Enséñame tus dientes, dime cuanto estas dispuesto a amar, porque cada vez que me agarres con rabia para no dejarme ir, cada vez que me arañes la espalda muy fuerte dejándote llevar en el asiento trasero del coche o en el colchón de esa habitación vacía, me sentiré vivo. Sabre que esto es lo que espero cuando la sangre recorra los poros de mi piel. Cuando te decidas a apretarme la mano hasta obstruirme las venas no tendré duda de que mi mayor obsesión sera estar a tu lado en cualquier momento. Si en algún momento necesitas morderme el labio inferior hasta querer arrancármelo, no lo dudes, porque puede ser que vuelva a respirar cuando me acabe de quedar sin aire en mis pulmones.
Tu piel, mi cabeza y su estrecha relación basándose en la locura.
Tu torso desnudo, motor de mi corazón.
Tus infinitas pestañas, la caricia mas delicada que puedo experimentar.
Tu forma de caminar infinita provocadora de mi sonrisa.
Tus manos, artífices de las mayores sensaciones que me llevan a rozar el mas fuerte de los infartos.
Y tus labios, sobre todo tus labios.
Recuerdalo siempre, no pierdas el tiempo en olvidarlo, a pesar de todas nuestras partes, de todo lo que nos une, de lo que nos separa, somos DOS.
Tu piel, mi cabeza y su estrecha relación basándose en la locura.
Tu torso desnudo, motor de mi corazón.
Tus infinitas pestañas, la caricia mas delicada que puedo experimentar.
Tu forma de caminar infinita provocadora de mi sonrisa.
Tus manos, artífices de las mayores sensaciones que me llevan a rozar el mas fuerte de los infartos.
Y tus labios, sobre todo tus labios.
Recuerdalo siempre, no pierdas el tiempo en olvidarlo, a pesar de todas nuestras partes, de todo lo que nos une, de lo que nos separa, somos DOS.
sábado, 15 de septiembre de 2012
Mas "NO" que palabras.
No eres consciente de nada. No es tu mundo. No son tus problemas. No son tus dudas. Son lo nuestro, de dos. Cada vez que todo se te derrumba, de que no ves nada mas allá que el huir, el correr para evitar el problema, mi respiración se para y no como normalmente suele hacerse en el asiento trasero de ese Seat blanco cuando tu piel y la mía son una... No, se para porque odio todo esto. No exijo que todo sea fácil, era yo el que debería de ponerte la seguridad en bandeja. ¿A caso sabes lo que daría porque volvieses a ser como antes? ¿Sabes lo que dejaría porque me hablases a cada rato por chat y sin dejarme contestar me pusieses un "eii"? ¿Sabes lo que lucharía porque me llamases "soso" según tu, con motivos? No lo sabes, o a lo mejor no quieres darte cuenta... Y no lo haces, no te das cuenta de que hoy estoy aquí, de que suspiro a cada rato por permanecer, porque sabes que el día que mi espalda no pueda con tanto peso voy a lanzarlo todo muy lejos, tan lejos que me olvide de su existencia y las cicatrices puedan curarse como la piel de la animadora de Héroes. No se en que piensas cuando me tienes lejos, yo pienso en ti. No me cabe duda de que me quieras, a quien si le cabe es a ti. Es hora de que dejes de colgarte en mi y me ayudes a tirar hacia arriba. Porque no pasa un día sin que mis labios echen de menos a los tuyos. Porque no hay nada comparado con el olor de tu cuello. Porque no dudaría en perderme una y otra vez entre tus brazos. Porque no eres solo mi pareja, eres la confianza que puedo tener con mi mejor amigo y los sentimientos que solo puedo tener contigo. Y porque no voy a permitir que te falten mis mis abrazos fuertes y no puedas pedírmelos.
lunes, 20 de agosto de 2012
Espera, le dijeron a la paciencia.
Para no hacer una entrada pastelosa, tengo de fondo a Bruno Mars, ¡Que gran acierto! Pero no con el mismo acierto ni la misma puntería ha sido con lo que he encontrado algo. Algo que no buscaba, ¿O si? Para contestar a esa pregunta deberíamos saber si las medicinas, las curas, los remedios caseros o cualquier otra cosa que te ayude a aliviar un dolor se buscan o simplemente se encuentran sin rebuscar mucho en el botiquín.
Y ahora, es cuando yo encuentro la respuesta, escribiendo estas lineas: No. No es ninguna medicina, porque mi herida estaba curada de antes. No es una cura, porque nadie ha me ha ayudado a llegar hasta ella, fue un simple vistazo, una foto que a mi me llamase la atención: Fuero la sinfonía de la linea de sus labios, o su penetrante mirada, dentro de un contorno de pestañas bien marcadas que decían, te he encontrado. Y no, no es un remedio casero, por el simple hecho de que no he elaborado nada. Todo ha salido como debía salir: Muy despacio, al ritmo de años sin lluvia como decía aquella chica de la tan odiada factoría Disney, casi tanto como para llegar a desesperar mi calma, cosa difícil conociéndome.
He llegado a patalear, a suspirar casi tan fuerte como para que se diese cuenta a 14 kilómetros que separan su cama de la mía, e incluso he llegado a perder la esperanza haciendo amago de tirar el móvil al suelo sin miedo a que se rompiese en tantos pedacitos como letras tuviese la frase "Josemi, entiéndeme, pero no puedo".
Pero de esta situación solo tengo yo la culpa, bueno, yo y el haber crecido como un niñato malcriado que ha tenido todo lo que ha pedido por su boca. Claro que me he llevado chascos, claro que me han roto el corazón ¿A caso no has leído el principio de la entrada? Pero alguien ha decidido que es hora de crear un equilibrio, le encantan los equilibrios, entre el gusto de tener lo que se pide y el dolor de tener que esperar a ello.
A jodido, y ya no. Ya no jode, porque lo único que necesitaba para asegurarme que estaba preparado para esto ha sido muy simple: Un cóctel entre una canción de Supersubmarina que evocaba a este texto y algo mucho mas complejo.
Algo como una caricia para sentir el raspar de su escasa barba en mis labios al terminar la canción, que poco a poco su boca tomase posesión de su cobardía y buscase a la mía, los míos se deslizaban por su comisura con un destino, que él encontrase el suyo. Y entonces una voz resonó en nuestros oídos: Próxima parada "El Paraíso". Había pasado mucha gente por aquella estación, pero nadie había llegado a llenarla de aquella manera.
Y ahora, aun se sorprende si voy conduciendo a 70 y paro el coche bruscamente. Que no. Que no llevo equipaje, que no pretendo ir a ningún sitio, que mi único destino esta en tus labios.
Y ahora, es cuando yo encuentro la respuesta, escribiendo estas lineas: No. No es ninguna medicina, porque mi herida estaba curada de antes. No es una cura, porque nadie ha me ha ayudado a llegar hasta ella, fue un simple vistazo, una foto que a mi me llamase la atención: Fuero la sinfonía de la linea de sus labios, o su penetrante mirada, dentro de un contorno de pestañas bien marcadas que decían, te he encontrado. Y no, no es un remedio casero, por el simple hecho de que no he elaborado nada. Todo ha salido como debía salir: Muy despacio, al ritmo de años sin lluvia como decía aquella chica de la tan odiada factoría Disney, casi tanto como para llegar a desesperar mi calma, cosa difícil conociéndome.
He llegado a patalear, a suspirar casi tan fuerte como para que se diese cuenta a 14 kilómetros que separan su cama de la mía, e incluso he llegado a perder la esperanza haciendo amago de tirar el móvil al suelo sin miedo a que se rompiese en tantos pedacitos como letras tuviese la frase "Josemi, entiéndeme, pero no puedo".
Pero de esta situación solo tengo yo la culpa, bueno, yo y el haber crecido como un niñato malcriado que ha tenido todo lo que ha pedido por su boca. Claro que me he llevado chascos, claro que me han roto el corazón ¿A caso no has leído el principio de la entrada? Pero alguien ha decidido que es hora de crear un equilibrio, le encantan los equilibrios, entre el gusto de tener lo que se pide y el dolor de tener que esperar a ello.
A jodido, y ya no. Ya no jode, porque lo único que necesitaba para asegurarme que estaba preparado para esto ha sido muy simple: Un cóctel entre una canción de Supersubmarina que evocaba a este texto y algo mucho mas complejo.
Algo como una caricia para sentir el raspar de su escasa barba en mis labios al terminar la canción, que poco a poco su boca tomase posesión de su cobardía y buscase a la mía, los míos se deslizaban por su comisura con un destino, que él encontrase el suyo. Y entonces una voz resonó en nuestros oídos: Próxima parada "El Paraíso". Había pasado mucha gente por aquella estación, pero nadie había llegado a llenarla de aquella manera.
Y ahora, aun se sorprende si voy conduciendo a 70 y paro el coche bruscamente. Que no. Que no llevo equipaje, que no pretendo ir a ningún sitio, que mi único destino esta en tus labios.
Camiseta Pull and Bear
Gorro EMP
miércoles, 18 de julio de 2012
A ray of light in the middle of storm.
Un mes casi sin escribir, justamente el tiempo que ha durado la tormenta. Es verdad, está mal llamarle tormenta, no ha sido así. Ha sido más un diluvio universal, todo lo que tiene que ver con lo mismo acaba siéndolo.
Pero ahora, todo lo oscuro parece desvanecerse. Parece que poco a poco, cuando voy cayendo a mis pies, sin fuerzas y escalando la montaña más alta sin ningún arnés que me sujete, se va abriendo un trocito de luz en mitad de esas nubes que no me dejan ver.
Parpadea, muy lentamente. Posiblemente en realidad ese rayo de luz no tenga la intensidad con la que yo lo veo, no lo dudo. Pero ahora mismo el mínimo canto de un pájaro me haría ver que la oscuridad es efímera, que vale más la pena quedarme de pie que aguantar mi columna vertebral con las cuatro extremidades.
Ese rayito que sabe sacarme una sonrisa con el mínimo destello cuando un numerito blanco en un circulito verde se alza sobre su foto, cuando veo alguna "S" que le relacione. Sus inocentes ojos, sus ganas de morir al tenerme cerca, su pícara sonrisa... Ahora mismo lo único que quiero es que estas dos semanas pasen como segundos y subir por esa débil escalera de papel que puede llevarme hasta allí. Para acabar abrazándole en algún sitio desértico, mientras no encuentra una seguridad y yo se la ponga en bandeja.
No tengo nada que perder, la sonrisa ya la he recuperado.
Pero ahora, todo lo oscuro parece desvanecerse. Parece que poco a poco, cuando voy cayendo a mis pies, sin fuerzas y escalando la montaña más alta sin ningún arnés que me sujete, se va abriendo un trocito de luz en mitad de esas nubes que no me dejan ver.
Parpadea, muy lentamente. Posiblemente en realidad ese rayo de luz no tenga la intensidad con la que yo lo veo, no lo dudo. Pero ahora mismo el mínimo canto de un pájaro me haría ver que la oscuridad es efímera, que vale más la pena quedarme de pie que aguantar mi columna vertebral con las cuatro extremidades.
Ese rayito que sabe sacarme una sonrisa con el mínimo destello cuando un numerito blanco en un circulito verde se alza sobre su foto, cuando veo alguna "S" que le relacione. Sus inocentes ojos, sus ganas de morir al tenerme cerca, su pícara sonrisa... Ahora mismo lo único que quiero es que estas dos semanas pasen como segundos y subir por esa débil escalera de papel que puede llevarme hasta allí. Para acabar abrazándole en algún sitio desértico, mientras no encuentra una seguridad y yo se la ponga en bandeja.
No tengo nada que perder, la sonrisa ya la he recuperado.
Sombrero y camisa Sfera
jueves, 21 de junio de 2012
Pieles "Mentiras, rencores, traiciones y sentimientos" Segunda parte.
Somos imbéciles. Sí. Y es que no nos damos cuenta de que valoramos más a quien menos importamos que a quien realmente daría seis tercios de su vida por nosotros.
La típica y miserable frase de: "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". Nos sirve de comodín, y la tenemos ahí de fondo de armario. Yo y seguramente mucha gente más, la cogería y la modificaría tal que quedase algo como: "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y lo vuelves a recuperar".
Cuanto más te importe, más vas a pasar de ello una vez perdido, y eso mismo te va a echar de menos una vez esté perdido, sin rumbo, sin ti. Y tu vas con la esperanza de cuando vuelva a ti, valore lo que ha perdido. JÁ. No... O por lo menos no del todo.
A esto le vamos a unir el que se supone que sería el hecho más significante, y al que menos valor se le da.
Algo que puede costarle la vida a alguien demasiado cercano a ti, y con quien además no tienes una sana relación. ¿Cómo te sentirías si no pudieses decirle "lo siento"? Pero ni aún teniendo la oportunidad eres capaz de pronunciar ten simples palabras.
Podría citar algunas razones más del porqué somos imbéciles, pero les daría un protagonismo del que carecen.
Luego está quien más te quiere. Oh! Qué bien! ¿Tengo que agradecerte todo lo que haces por mí aun comportándote con ese comportamiento tan innecesario y clavando esas finas agujas en el sitio donde sabes perfectamente que más duele? Entonces si es mi deber, puedes esperar de rodillas, tal vez.
¿Os parece bien que hablemos de los secretos? Pero que imbécil! Cómo no os va a parecer bien si el mejor tema de conversación es un secreto, y ojo! da igual de quien sea, eso es lo que menos importa.
Vamos a seguir sumando. ¿Porqué no? Sumamos a gente que no valora lo que tiene. A mentiras que carecen de credibilidad. A quien se cree que forma parte de la anatomía de quien más quiere. A quien martiriza a su mente con un: "No está bien", "Tú no eres así", "¿Qué dirán?" y dejan reprimir sus tentaciones a un estado casi inexistente. A quien da su vida por quien no da lo suficiente, una vez más. A quien intenta ser recordado con una sonrisa en el recuerdo de todo el mundo y acaba siendo una mierda con él mismo. A quien intenta superarte, subirse encima de ti, aún sin conocer tu altura o hartura.
Desde aquí, uno más, un imbécil más a quien le encanta todas estas cosas, porque recuerda que: "Cuanta más pesada sea la piedra, más fuerza habrás conseguido cuando te dispongas a coger otra."
La típica y miserable frase de: "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". Nos sirve de comodín, y la tenemos ahí de fondo de armario. Yo y seguramente mucha gente más, la cogería y la modificaría tal que quedase algo como: "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y lo vuelves a recuperar".
Cuanto más te importe, más vas a pasar de ello una vez perdido, y eso mismo te va a echar de menos una vez esté perdido, sin rumbo, sin ti. Y tu vas con la esperanza de cuando vuelva a ti, valore lo que ha perdido. JÁ. No... O por lo menos no del todo.
A esto le vamos a unir el que se supone que sería el hecho más significante, y al que menos valor se le da.
Algo que puede costarle la vida a alguien demasiado cercano a ti, y con quien además no tienes una sana relación. ¿Cómo te sentirías si no pudieses decirle "lo siento"? Pero ni aún teniendo la oportunidad eres capaz de pronunciar ten simples palabras.
Podría citar algunas razones más del porqué somos imbéciles, pero les daría un protagonismo del que carecen.
Luego está quien más te quiere. Oh! Qué bien! ¿Tengo que agradecerte todo lo que haces por mí aun comportándote con ese comportamiento tan innecesario y clavando esas finas agujas en el sitio donde sabes perfectamente que más duele? Entonces si es mi deber, puedes esperar de rodillas, tal vez.
¿Os parece bien que hablemos de los secretos? Pero que imbécil! Cómo no os va a parecer bien si el mejor tema de conversación es un secreto, y ojo! da igual de quien sea, eso es lo que menos importa.
Vamos a seguir sumando. ¿Porqué no? Sumamos a gente que no valora lo que tiene. A mentiras que carecen de credibilidad. A quien se cree que forma parte de la anatomía de quien más quiere. A quien martiriza a su mente con un: "No está bien", "Tú no eres así", "¿Qué dirán?" y dejan reprimir sus tentaciones a un estado casi inexistente. A quien da su vida por quien no da lo suficiente, una vez más. A quien intenta ser recordado con una sonrisa en el recuerdo de todo el mundo y acaba siendo una mierda con él mismo. A quien intenta superarte, subirse encima de ti, aún sin conocer tu altura o hartura.
Desde aquí, uno más, un imbécil más a quien le encanta todas estas cosas, porque recuerda que: "Cuanta más pesada sea la piedra, más fuerza habrás conseguido cuando te dispongas a coger otra."
Chaleco Vintage.
lunes, 28 de mayo de 2012
No eran las luces, era ella.
Ahora que no tengo voz, y que solo puedo expresarme mediante esta entrada en este rinconcito de mi blog, es tiempo para agradecer.
Era ella quien aquella noche de principios de Mayo estaba allí, a las tantas de la madrugada, entre esa espesa niebla, ese maravilloso paisaje, delante de aquellas vistas de aquel inmenso pantano.
A lo lejos una multitud de pequeñas lucecitas iluminaban las vistas. Me senté en una mesa de madera del jardín, ella no dudó un momento en sentarse a mi lado, y echarme dos mantas por encima para combatir aquel helado frío. Me abrazaba, echó su cabeza en mi hombro, y me pidió un cigarro, le dí uno, uno de los tantos que yo pude fumar en apenas cinco minutos. Cogí la botella de Vodka, me di cuenta, se dio cuenta de que estaba por la mitad, y conforme los tragos iban bajando y quemando mi garganta, las gotas iban empañando mis ojos, cayendo por mis mejillas mientras otras nos caían encima por los huecos que dejaba el árbol que nos cobijaba.
Veía, veía. ¿Qué veía? Una cosita, ¿qué cosita sería?
Yo en ese momento solo veía los Blue eyes, la cantaba, mientras no podía articular palabra. Ella tampoco lo hizo, no hacía falta.
Habíamos vivido muchas cosas, por mi vida había pasado mucha gente. Tal vez, quedaba poco para que se fuese, tal vez no. Tal vez algún día no estuviese ella. Se fuese como tantas personas se han ido.
Pero en aquel momento me dí cuenta que era ella la que me completaba, yo era quien le completaba a ella.
Terminé la botella de Vodka, la tiré al suelo. Era algo inservible en aquel momento. Solo la necesitaba a ella. Y ella llevaba rato estando allí.
Vosotros solo la conocéis por Little Bitch, Charlotte Anois, la delegada de la clase, la bollera del instituto o la puta de Lucena, pero solo yo sé quien es Alba. Y me siento tremendamente orgulloso de ello.
Era ella quien aquella noche de principios de Mayo estaba allí, a las tantas de la madrugada, entre esa espesa niebla, ese maravilloso paisaje, delante de aquellas vistas de aquel inmenso pantano.
A lo lejos una multitud de pequeñas lucecitas iluminaban las vistas. Me senté en una mesa de madera del jardín, ella no dudó un momento en sentarse a mi lado, y echarme dos mantas por encima para combatir aquel helado frío. Me abrazaba, echó su cabeza en mi hombro, y me pidió un cigarro, le dí uno, uno de los tantos que yo pude fumar en apenas cinco minutos. Cogí la botella de Vodka, me di cuenta, se dio cuenta de que estaba por la mitad, y conforme los tragos iban bajando y quemando mi garganta, las gotas iban empañando mis ojos, cayendo por mis mejillas mientras otras nos caían encima por los huecos que dejaba el árbol que nos cobijaba.
Veía, veía. ¿Qué veía? Una cosita, ¿qué cosita sería?
Yo en ese momento solo veía los Blue eyes, la cantaba, mientras no podía articular palabra. Ella tampoco lo hizo, no hacía falta.
Habíamos vivido muchas cosas, por mi vida había pasado mucha gente. Tal vez, quedaba poco para que se fuese, tal vez no. Tal vez algún día no estuviese ella. Se fuese como tantas personas se han ido.
Pero en aquel momento me dí cuenta que era ella la que me completaba, yo era quien le completaba a ella.
Terminé la botella de Vodka, la tiré al suelo. Era algo inservible en aquel momento. Solo la necesitaba a ella. Y ella llevaba rato estando allí.
Vosotros solo la conocéis por Little Bitch, Charlotte Anois, la delegada de la clase, la bollera del instituto o la puta de Lucena, pero solo yo sé quien es Alba. Y me siento tremendamente orgulloso de ello.
jueves, 24 de mayo de 2012
Ríete tú de tanto y tantos.
¡Qué sorpresa! Debería ser una entrada pastelosa manifestando los sentimientos de aquella noche, sí, la de las luces. Pero, como no soy muy fan de hacer lo mismo que esos "intentos" que no tienen los suficientes criterios como para enfrentarse cara a cara a alguien y se desahogan poniendo ya no verdes, si no de todos los colores posibles a alguien en un blog, no la voy a subir, por lo menos no hoy, porque aseguro que no quedaría tan bonita como debe ser. Hoy nadie lo merece.
Tranquilidad interior:
-Porque sabes que a la persona que te salpica con la mierda que desprende cuando intenta mover pieza en el ajedrez que tiene montado en su cabeza, la conoces perfectamente, y pasas de cosas como estas como de zamparte un cacho de tocino mohoso.
-Porque sabes que quien más te ha echo soñar, quien más te ha echo estremecerte, para luego acabar echando de menos por cada rincón de tu hábitat, ya no es tan imprescindible en tu vida, que la puedes sustituir por unas zapatillas monas de cordones marrones. Aún sabiendo que al mínimo roce con su halo vas a hundirte de nuevo en ese pozo oscuro.
-Porque sabes quien es quien está en tu muñeca siempre, aunque te molesten todas las pulseras y te las quites, siempre va a haber alguna que no se pueda quitar, que sea permanente, y ahora que la miro no hay una, si no dos, de una misma persona, de esa persona a la que irremediablemente siempre vas a querer un poquito más.
-Porque te sobran planes, ganas e ilusión que fundir en un fin de semana, que te cambiará aunque tú no lo quieras, que hará que saltes, que grites y que saques todo lo oscuro que se engancha a tus pulmones, todo menos esos Fortuna que te metes cada día.
-Porque ves, como otros se van poco apoco enterrando ellos mismos, ves incluso cómo se hacen sus propias coronas de flores, y con temperas de "La pajarita" se escriben un: De tu ego, dignidad y orgullo que no te olvidan.
-Y porque sabes quien eres, todo lo que estás haciendo y el camino que aún te falta por recorrer.
Por todo eso, hoy, por lo menos hoy, te mereces un paseíto, cafelito e incluso un heladito con tu ego.
Tranquilidad interior:
-Porque sabes que a la persona que te salpica con la mierda que desprende cuando intenta mover pieza en el ajedrez que tiene montado en su cabeza, la conoces perfectamente, y pasas de cosas como estas como de zamparte un cacho de tocino mohoso.
-Porque sabes que quien más te ha echo soñar, quien más te ha echo estremecerte, para luego acabar echando de menos por cada rincón de tu hábitat, ya no es tan imprescindible en tu vida, que la puedes sustituir por unas zapatillas monas de cordones marrones. Aún sabiendo que al mínimo roce con su halo vas a hundirte de nuevo en ese pozo oscuro.
-Porque sabes quien es quien está en tu muñeca siempre, aunque te molesten todas las pulseras y te las quites, siempre va a haber alguna que no se pueda quitar, que sea permanente, y ahora que la miro no hay una, si no dos, de una misma persona, de esa persona a la que irremediablemente siempre vas a querer un poquito más.
-Porque te sobran planes, ganas e ilusión que fundir en un fin de semana, que te cambiará aunque tú no lo quieras, que hará que saltes, que grites y que saques todo lo oscuro que se engancha a tus pulmones, todo menos esos Fortuna que te metes cada día.
-Porque ves, como otros se van poco apoco enterrando ellos mismos, ves incluso cómo se hacen sus propias coronas de flores, y con temperas de "La pajarita" se escriben un: De tu ego, dignidad y orgullo que no te olvidan.
-Y porque sabes quien eres, todo lo que estás haciendo y el camino que aún te falta por recorrer.
Por todo eso, hoy, por lo menos hoy, te mereces un paseíto, cafelito e incluso un heladito con tu ego.
Camiseta Primark.
viernes, 11 de mayo de 2012
Solo está en mis venas y en sus ojos.
Recorre cada parte de mi cuerpo, a veces le da por pasar por el corazón, pocas veces pasa por mis dedos, pero cuando lo hace, puedo a llegar a experimentar la sensación más cardíaca que haya pasado por mi mente.
Nadie, repito, nadie lo entiende. Todos hacen como si tal, se empeñan en hacer creer que lo hacen. No. Solo yo, si alguien lo entendiese, me elevarían milímetros de las ascuas que a veces piso con los pies descalzos.
Dos, no, cuatro ojos claros, de un azul casi perfecto, ¿Qué digo? El azul es mi color favorito, claro que es perfecto. Los miro y siento que las venas me estallan, que quieren brotar, encontrarse con ellos y gritar que se sienten comprendidos, ¿Cómo no? es el azul el que intenta unirlos.
¿Para qué voy a recordarles cada día algo tan obvio como lo que siento? Si un par de ojos me lo recuerdan cada día, y otros lo hacen muy de vez en cuando. Y no, no puede estar repartido, unos mucho y otros muy poco.
Es el motivo, quizás, por el que sonrío escribiendo esta entrada, inocente de mí...
Nadie, repito, nadie lo entiende. Todos hacen como si tal, se empeñan en hacer creer que lo hacen. No. Solo yo, si alguien lo entendiese, me elevarían milímetros de las ascuas que a veces piso con los pies descalzos.
Dos, no, cuatro ojos claros, de un azul casi perfecto, ¿Qué digo? El azul es mi color favorito, claro que es perfecto. Los miro y siento que las venas me estallan, que quieren brotar, encontrarse con ellos y gritar que se sienten comprendidos, ¿Cómo no? es el azul el que intenta unirlos.
¿Para qué voy a recordarles cada día algo tan obvio como lo que siento? Si un par de ojos me lo recuerdan cada día, y otros lo hacen muy de vez en cuando. Y no, no puede estar repartido, unos mucho y otros muy poco.
Es el motivo, quizás, por el que sonrío escribiendo esta entrada, inocente de mí...
jueves, 26 de abril de 2012
Suspendido.
Cuando tienes lo que durante tanto tiempo ansiabas tener, quieres subir otro escalón, no puedes parar. Yo ahora mismo tengo un vértigo atroz. Digamos que ya me he caído antes por estas escaleras, varias veces siendo francos. No quiero subir más, quiero sentarme en este escalón, encenderme un piti, y ver como se consume mientras me hace sentir que mi cuerpo es solo humo que queda suspendido en el aire hasta desaparecer. Pero es gracioso, porque aun así, todos dan por hecho que voy a levantarme, voy a subir otro escalón y voy a salir rodando escaleras abajo de nuevo. Bueno ¿Y qué? Os recuerdo que estoy aquí sentado y hace unos días que padecía una invalidez que me impedía subirlas, así que dejadme que me acabe el piti en paz.
Gafas Primark
Pañuelo Blanco
lunes, 16 de abril de 2012
Nadie.
Nada me hace elevarme tres palmos del suelo ahora. Es por eso que necesito someter a mi cuerpo a emociones causadas por sustancias y no por roces con otra piel.
Todo gira, todo se mueve pero mi cuerpo está estático. Todo a mi alrededor es caos, o por lo menos así lo creen ellos. ¿No soy yo quien debería estar sacrificando mi sonrisa martirizándome con simples recuerdos?
Soy yo, ese chico que está tumbado en el suelo para amortiguar el golpe de alguien que decide saltar por diversión. Ahora soy yo el que está arriba, a mí me obligan a saltar, pero miro al suelo y está desnudo, si salto puede que me rompa algunos huesos, o quizás todos.
Todo gira, todo se mueve pero mi cuerpo está estático. Todo a mi alrededor es caos, o por lo menos así lo creen ellos. ¿No soy yo quien debería estar sacrificando mi sonrisa martirizándome con simples recuerdos?
Soy yo, ese chico que está tumbado en el suelo para amortiguar el golpe de alguien que decide saltar por diversión. Ahora soy yo el que está arriba, a mí me obligan a saltar, pero miro al suelo y está desnudo, si salto puede que me rompa algunos huesos, o quizás todos.
Americana H&M
Camisa Primark
Pantalones Formul@ Joven
lunes, 9 de abril de 2012
Little Prince´s Kingdom.
Nunca he encajado aquí, y menos ahora. Vivo en un pueblo donde lo más interesante que puedes escuchar cada día son las agonías por la muerte de alguien que emiten las campanas de la iglesia. Si le llamase a esto mierda, solo me uniría a una multitud más.
Eso sí, tuve una infancia feliz. ¿Quien no? Cualquier capitulo de los Pitufos o de Sailor Moon, me anestesiaba. Recuerdo aquellas noches de verano, donde lo único que importaba era quien se la quedaba el primero para jugar a esconder o las disputas entre qué cuento nos contaría esa noche Don Rafael. (No me cansaba de escuchar "Barba azul"). Lo que me preocupaba es que mi madre no se enterase de que estaba en casa de la vecina jugando a las Barbies. Sentado en la puerta de casa, esperaba con ansias mi bocadillo de salchichas con ketchup.
Lo pasaba en grande preparando las coreografías para el fin de curso o pasando todo el tiempo que podía con mi mejor amigo viendo Vía Digital, jugando a la Nintendo, descubriendo supuestas casas encantadas y lugares del pueblo inexplorados aún. Me hacían sentir importante todos aquellos compañeros de clase que esperaban con ansias a que les dedicase un dibujo en sus agendas. Y disfrutaba cuando se peleaban por sentarse a mi lado en el bus cuando íbamos de excursión.
Irme los veranos a Marbella para quedarme durmiendo mientras pasaba la noche de juerga con papá, mamá y sus amigos. Que mi hermano se pusiese malo para que se tirase todo el día en casa haciéndome teatrillos con mis muñecos. Ir a Madrid a hacerle visitas a mi hermano mayor. Pero sobre todo, me encantaba, sentarme en las rodillas de mamá y que me rascase la espalda hasta quedarme dormido.
Con eso es con lo único que me siento unido a este lugar, con mi infancia.
Ahora ya soy todo un hombrecito, y mi hábitat natural es la ciudad, las tiendas, los pub´s, la gente...
Es por eso que me la sopla tantísimo toda la gente de aquí, porque son simples mediocres de mente claustrofóbica, con sueños y futuros limitados, cuales ciclos de vida son: Nacer, crecer, subirse a una bicicleta, estudiar en el pueblo de al lado, hacer botellón en la puerta de las piscinas, casarse con alguien del pueblo, reproducirse, envejecer, criticar y acabar en uno de los tantos nichos del cementerio.
Eso sí, tuve una infancia feliz. ¿Quien no? Cualquier capitulo de los Pitufos o de Sailor Moon, me anestesiaba. Recuerdo aquellas noches de verano, donde lo único que importaba era quien se la quedaba el primero para jugar a esconder o las disputas entre qué cuento nos contaría esa noche Don Rafael. (No me cansaba de escuchar "Barba azul"). Lo que me preocupaba es que mi madre no se enterase de que estaba en casa de la vecina jugando a las Barbies. Sentado en la puerta de casa, esperaba con ansias mi bocadillo de salchichas con ketchup.
Lo pasaba en grande preparando las coreografías para el fin de curso o pasando todo el tiempo que podía con mi mejor amigo viendo Vía Digital, jugando a la Nintendo, descubriendo supuestas casas encantadas y lugares del pueblo inexplorados aún. Me hacían sentir importante todos aquellos compañeros de clase que esperaban con ansias a que les dedicase un dibujo en sus agendas. Y disfrutaba cuando se peleaban por sentarse a mi lado en el bus cuando íbamos de excursión.
Irme los veranos a Marbella para quedarme durmiendo mientras pasaba la noche de juerga con papá, mamá y sus amigos. Que mi hermano se pusiese malo para que se tirase todo el día en casa haciéndome teatrillos con mis muñecos. Ir a Madrid a hacerle visitas a mi hermano mayor. Pero sobre todo, me encantaba, sentarme en las rodillas de mamá y que me rascase la espalda hasta quedarme dormido.
Con eso es con lo único que me siento unido a este lugar, con mi infancia.
Ahora ya soy todo un hombrecito, y mi hábitat natural es la ciudad, las tiendas, los pub´s, la gente...
Es por eso que me la sopla tantísimo toda la gente de aquí, porque son simples mediocres de mente claustrofóbica, con sueños y futuros limitados, cuales ciclos de vida son: Nacer, crecer, subirse a una bicicleta, estudiar en el pueblo de al lado, hacer botellón en la puerta de las piscinas, casarse con alguien del pueblo, reproducirse, envejecer, criticar y acabar en uno de los tantos nichos del cementerio.
Yop de joven.
viernes, 6 de abril de 2012
Tentaciones no, que me enamoro.
Los cúmulos de recuerdos que te hacen reflexionar y darte cuenta de que el único momento en el que se vive es todo aquel en el que tus pies no tocan el suelo. Tu pulso se acelera más de lo normal si eres consciente de que en breves instantes serán dos presencias las que ocupen tu integridad. Tus hormonas montan su propia fiesta de la primavera mientras que tu cuerpo se sumerge en una botella de Jack Daniels. Tu respiración es constante, pero solo al ritmo que puedan marcar otros iris que no sean los tuyos.
Solo puedes tener el control cuando sabes diferenciar cuando se cae en las tentaciones o cuando las tentaciones nacen de una caída.
La tentación al final siempre va a dejarte un sabor a regaliz, el más amargo que puedas comprar en el kiosko.
La caída, con el tiempo, puede hacerte recordar un placentero sabor a helado del caramelo más dulce.
Eso sí, a las dos puedes echarlas en falta con diferente nivel de intensidad.
jueves, 5 de abril de 2012
Pieles "Mentiras, rencores, traiciones y sentimientos" Primera parte.
Un protagonista más de una serie sobre un grupo de adolescentes americana o incluso británica si lo piensas. Rodeado de diferentes personas, diferentes personalidades pero bastante marcadas, que crean situaciones ficticias si no lo vives.
Los enamoradísimos, o los no tanto, el que vive al límite, el que se reprime, la zorra mentirosa a la que todo el mundo adora, el que no se entera de nada, el que se entera de todo, la del corazón enorme, la soñadora que nunca alcanza ninguno... Personajes tópicos, tal vez.
No he decidido que mi vida sea así, porque si todo estuviese planeado, las cosas serían diferentes.
Dentro de un círculo de rencores, que todo lo complican.
Apartando los sentimientos, por miedo a algo que ni siquiera se conoce.
Traicionando a quien más se lo merece, que al fin y al cabo, es quien más te importa.
Y mintiendo a la persona menos indicada, a ti mismo.
Puede ser que estemos a manos de unos morbosos guionistas, que busquen todo esto, que crean ser redactores de Gran Hermano queriendo que nosotros mismos confundamos lo que sentimos sobre todo, y ante todos.
Y solo nos queda una cosa, la oportunidad de elegir. Es lo único que no nos hace sentir un Sim más.
Aunque no puedo satisfacer necesidades, no voy a cancelar acción, intentaré quemar consecuencias en vez de la cocina.
Beisbolera de Zara.
martes, 3 de abril de 2012
Pisando página.
Hacía buen tiempo, pese a ser pleno invierno. Suena cursi decir que sus enormes ojos azules iluminaban el día más que el sol, lo hacían. Llamémosle sol porque pudo calentar mis helados pies en aquella cama, el día más frío. Y pese a que desde el principio supe que no había final feliz, seguí intentándolo. Lo pasé bien, y me hizo sentir aún mejor, pero eran solo momentos, ahora son solo recuerdos.
Sentía que tenía el poder de todo, menos de mí. Seguramente eso fue lo que le hizo permanecer aquí.
Quiso hacerme creer que era un monstruo dentro de un cuerpo de dios griego que jugaba con los sentimientos de las personas. Tanto quiso mostrármelo que acabé viendo lo débil que pudo llegar a ser en algún momento determinado. Fue entonces cuando se asustó, ahora ya le conocía de verdad, era yo quien podía jugar con sus sentimientos. Lo he hecho, pero no me siento orgulloso de ello.
Ahora mis pies consiguen pisar suelo, y no están helados.
Lo único que deseo es que cada gota se lleve los recuerdos, los únicos que duelan, porque hoy llueve, y más que nunca.
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